¿POR QUÉ HABLAMOS DE TCA Y NO DE ANOREXIA, BULIMIA, VIGOREXIA, ETC?
Cuando hablamos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) es habitual que vengan a nuestra mente diferentes categorías o etiquetas diagnósticas dentro de este grupo de enfermedades: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastornos por atracones, vigorexia, ortorexia, etc.
Sin embargo, lo que solemos observar en los pacientes, no es la presencia de ninguna categoría diagnóstica completa, sino que los TCA suele ser una mezcla de diferentes características típicas de cada categoría. Además, las personas que sufren TCA evolucionan en los síntomas (en la parte de arriba del iceberg) a lo largo de la enfermedad.
De este modo, hay personas que comienzan con síntomas restrictivos (se privan de determinados tipos de alimentos, realizan ejercicio físico excesivo, se saltan alguna de las comidas del día, etc.), y con el tiempo van evolucionando hacia síntomas más relacionados con los atracones (comidas excesivas, ingesta en grandes cantidades de aquellos alimentos que antes restringían, etc.) o viceversa.
Es por ello, que más que hablar de categorías diagnosticadas específicas, consideramos que los TCA van del polo del atracón al de la restricción: pudiendo padecer síntomas de ambos polos o de uno u otro, en función del momento de la enfermedad. Y siendo común, en todas las personas que lo padecen, que los síntomas con el cuerpo y comida son una forma de regular las dificultades existentes debajo del iceberg (como hemos explicado en anteriores posts).
Por todo ello, en Cala Psicología hablamos de TCA en general, dado que nos ayuda a comprender y abordar la enfermedad.
¿CÓMO ES LA RECUPERACIÓN DE UN TCA?
Muchas personas piensan que la recuperación de un trastorno de la conducta alimentaria es un proceso lineal: en el que día a día las personas se sienten mejor y en el que los síntomas y las dificultades de debajo del iceberg van menguando.
Sin embargo, la recuperación de los TCA no es lineal. La realidad es que la tendencia de mejora es ascendente, pero existen momentos de subidas, de bajadas y de valles… es decir, momentos de mejoría, de recaídas y fases más estables.
Es necesario que sea así por varias razones:
- En primes lugar, porque cuando las personas llegan a consulta, llevan encontrando en la comida, el deporte o la imagen, un bastón en el que poder apoyarse, bastón que lleva tiempo sustituir por otros recursos más saludables y menos dañinos.
- Y porque, a su vez, es en las recaídas donde podemos trabajar con la persona nuevos recursos alejados de la enfermedad, que permitirán seguir mejorando y trazando, poco a poco, una vida alejada de la enfermedad.
“Convierte los pasos hacia atrás en zancadas hacia delante”
TCA EN ADOLESCENTES
Los trastornos de la conducta alimentaria pueden aparecer a cualquier edad.
Cualquier persona puede tener problemas o angustias en la parte de debajo de su iceberg, y en cualquier momento, puede empezar a emplear la comida o el cuerpo como forma de evadirse, regular, o desconectarse de dichos problemas.
El inicio de los TCA suele ser especialmente frecuente en la adolescencia. Esto se debe a que algunas de las preocupaciones que suelen existir en la parte de abajo del iceberg: como el miedo a la incertidumbre o al futuro, las dificultades en las relaciones sociales, el desarrollo de la sexualidad, la sensación de no ser suficiente, etc. Se pueden hacer especialmente evidentes en la adolescencia. Una etapa con muchos cambios, que a veces es difícil de transitar.
Asimismo, la presión social sobre el cuerpo afecta especialmente en adolescentes que están en búsqueda constante de formación de la identidad y aceptación social. Y sobre los cuales, recaen mensajes constantes que trasmiten la falsa idea de que cambiando la imagen se pueden conseguir ambas cosas. Además, la existencia de redes sociales facilita la llegada de estos mensajes cada día a población más joven y vulnerable.
Todo ello, puede llevar a los adolescentes a poner el foco sobre la alimentación y el cuerpo, fomentando el desarrollo de un TCA.
